domingo, 1 de mayo de 2011

EL ARRENDATARIO

Era un sábado por la tarde, el día estaba soleado, agradablemente cálido como es costumbre en primavera. Aquel día, afortunadamente, no tuve que trabajar en la oficina. El día anterior me había quedado horas extras terminando de chequear el interminable alto de proyectos que no paraban de llegar a la compañia donde trabajo. La historia que estoy por contarles se dió gracias al sábado aquél. Los niños jugaban en el parque frente al departamento donde vivo, la gente trotaba en las vias dispuestas, veía pasar en bicicleta parejas, amigos, oía las bocinas y el transitar de autos en las calles aledañas. Ponía especial atención en aquellos jovenes trabajando sus aun tiernos cuerpos a medida que el sudor recorría cada centimetro de su piel. No es que sea un hombre que suela exitarse mirando jovenes trotar como seguramente lo haría alguien psicologicamente inestable o perturbado, pero deben entender que no tenia pareja hace ya 1 año, y la falta de sexo realmente comenzaba a afectarme. Mi único acompañante era el cigarrillo que balanceaba en la mano derecha y que se consumia rapidamente con la brisa primaveral.


Mientras miraba todo esto pasar frente a mi balcón, tocarón el timbre del departamento. Me acerqué a la puerta mientras le daba la última bocanada al cigarrillo. Abrí, y ahí estaba - como si de una intervención divina se tratara - un joven de unos 23 años, alto, una piel naturalmente bañada por el sol, penetrantes ojos miel, pelo negro, y un cuerpo esculpido por los dioses. A juzgar por los trabajados brazos, piernas y grueso torso que su polera sin mangas y shorts dejaban entrever. Instantaneamente, y debido a los pensamientos que ya les contaba, el bulto que mi pantalón escondia comenzó a crecer más y más, casi al punto de sentir el palpitar de éste contra mi boxer. El chico, de inmediato habló con un tono seco, duro que me hizo entender que habia que tomarlo en serio: "Hola, vengo por el aviso para arrendar una habitación, ¿es aun posible?" Contigo todo es posible pensé, y le respondí: "Claro, han venido algunas personas pero nadie se ha decidido aun, asique no te preocupes" - tratando de sonar lo más calmo posible mientras mentia ya que hace semanas nadie venia por el aviso, de hecho, ni siquiera recordaba el aviso hasta ése momento. "Excelente - me dijo con el mismo tono seco y poco amigable - ¿puedo entrar para verlo?". "Por supuesto, entra." respondí en mi tono más cortés. Al entrar y cerrar la puerta tras él, me di cuenta que su espalda era aun más impresionante, como el fuerte tronco de un arbol al que te aferras y no quieres soltar. También, me percaté de una gruesa cadena plateada que llevaba al cuello y que lo hacia parecer aún mas agresivo. Lo llevé hasta donde estaba la pieza que arrendaba, la miró, inspeccionó el armario, luego lo llevé al baño donde hizo lo mismo. "¿Eres estudiante? pregunté para romper el hielo, te ves bastante joven" "Sí - me dijo cortante - soy de Viña del Mar, busco un lugar donde quedarme." "Este es un buen lugar, cerca de todo." - le dije pero no respondió. Luego de esto salió al pasillo unos 5 minutos y cuando volvió dijo "Me quedó." "Me alegro, haz hecho una buena elección, eres la primera persona que lo ve y se queda de inmediato." En realidad estaba emocionado porque éste chico ya me había hechizado. "Sí, quiero arrendarlo, espero no te moleste que comience a utilizarlo ahora mismo." "Claro que no - respondí - es todo tuyo." Sólo deseando decirle que podia quedarse la vida entera sin pagar nada si quería.


"Excelente, entonces tomaré una ducha rápida, he caminado bastante buscando un lugar" -me dijo sin ningun tono en especifico. Fue hasta su ahora nueva pieza, luego al baño y oí como el agua comenzaba a caer de la ducha. Volví al balcón para fumar otro cigarrillo y es que el corazón me palpitaba a mil por hora, igual que mi sexo. Pasaron unos 10 minutos y salió de la ducha con sólo una toalla blanca a su cintura, revelando el increible torso que escondia tras la polera: grande, ancho, cada centimentro de éste era definido, marcando a cabalidad sus jovenes musculos, tenia un pecho ancho, con una camino de vellos que separaba cada pezon, seguia hasta su abdomen separando sus increibles abdominales, bajaba hasta el ombligo y se perdía bajo la toalla. Ésto era lo que, en parte, dejaba a la vista que ciertamente ya no era un niño. Mojado, me dijo: "creo que el gas se terminó, solo sale agua fría, para que sepas" No respondi una palabra ya que estaba hipnotizado mirando su cuerpo, él, claramente dandose cuenta de esto siguió duro y secamente "Ey, ¿que te pasa compadre, que miras?" Nervioso por haberme puesto en evidencia dije: "Eeeh, nada, nada, solo estaba..." "Mirandome de arriba abajo - me respondió cada vez mas agresivo - ¿eres maricón? ¿es por eso que aun no arrendabas las piezas? ¿por estar esperando un hombre joven a quien mirar?" Yo estaba realmente choqueado para ese entonces, sin saber qué decir o hacer: "No, no, calmate, yo solo te miraba, pero nada mas" Y él cada vez mas desinhibido y agresivo me dijo: "quieres ver lo que tengo aqui abajo, ¿cierto?" - mientras con su mano derecha se agarraba el bulto, marcando asi la silueta de lo que claramente parecia algo grande. No dije nada, sólo lo miraba a los ojos.


De pronto e inesperadamente, tiró la toalla lejos, dejando al descubierto la espectacularidad de su cuerpo, mis ojos fueron directamente a aquello entre sus piernas que tanto deseé ver desde que entró por mi puerta. Debo decir, éste sí que era un gran gran chico (si saben a lo que me refiero). Entre sus piernas colgaba su erecto sexo, fuerte, grueso, amenazante, como jamás habia visto antes. Parecía un toro frente a mi, uno que yo sin duda quería que me embistiera. Vió como lo miraba, boquiabierto, ya no aguantaba mas, sabía que él tambien lo quería. Mi bulto estaba reventando dentro de mi pantalón. Dí dos largos pasos hacia él, lo miré directo a los ojos y caí de rodillas ante el, llevandome su erecto y palpitante miembro a mi boca. Al instante oí su gemido de placer que se intensificaba a medida que deboraba con vehemencia lo que él, de pie, me ofrecía. Al punto de ahogarme por la fuerza con que sus brazos acercaban y alejaban mi cabeza rapidamente hacia su entrepierna. Yo ya no pensaba, sólo queria entregarme a este varonil y joven potro. A penas podia escuchar lo que me decia: "esto querias, ¿no?, bueno aqui lo tienes, hazlo con ganas maricón... asi, asi mierda" Yo solo asentía, (no podia hablar como podran imaginarse). Luego de unos 8 minutos en eso, hizo que me pusiera de pie, yo aun estaba con toda mi ropa, pero sabía que a él no le interesaba verme desnudo, a él no le interesaban realmente los hombres, solo queria descargarse con alguien - literalmente. Y no me importaba, sería su macho, hembra, esclavo, lo que él quisiera. Yo no aguantaba mas, solo queria sentirlo dentro mio.

Cuando me puse de pie, me puso de espaldas bruscamente contra el ventanal que daba al balcón. El sol ya estaba comenzando a esconderse detras de la cordillera pero la gente aun paseaba en el parque. "Bajate los pantalones!" me dijo sin mas. Me saqué rápidamente el cinturón, me desabroché el pantalón, y me bajé los boxer que traía. Al hacerlo me di cuenta lo exitado que me encontraba. Y sin preambulos ni mas avisos, lubricó su miembro con saliva y me penetró violentamente, su gemido de placer y satisfaccion al hacerlo hizó que yo soltara un gemido tambien, y unos segundos despues, un grito - que debo confesar - era mas de dolor que de placer. Su sexo entraba en mi como un sable, rápido y violento, haciendome esclavo de él. Nunca se detuvo, aun cuando al principio yo no sentía mas que dolor debido a su dotacion, que sin duda, era demasiado para mi. Sobre todo luego de tanto tiempo sin relacionarme sexualmente con hombres. "¿Te gusta, perra? Ahora aguantalo" me decia a la vez que me tiraba el pelo, me tomaba del cuello como si me fuera a asfixiar, me dejaba sin aliento mientras que su pelvis arremetia con mas y mas fuerza contra mi. No podia pensar en nada, sólo en lo exitado que estaba, y en el dolor que afortunadamente apaciguaba segun me acostumbraba a su cuerpo. Luego de 5 minutos asi me di cuenta como apuraba aun mas el ritmo, podia sentir su sudor y jadeo. Me jalaba de la camisa, a la cual y por la fuerza con la que lo hacia, ya le faltaban un par de botones. Pensar en lo que venia me hizo explotar de placer, esparciendo mi esperma por todo el suelo y el vidrio del ventanal. Y segundos despues, él comenzó a gemir mas fuerte, me golpeaba mas y mas fuerte contra el hasta que se detuvo con un final y ronco rugido de placer, a la vez que me presionaba fuertemente hacia su ahora chorreante sexo.


Para cuando hubo acabado, tomo su toalla y fue al baño sin decir una palabra. Estuvo alli unos 10 minutos, durante los cuales yo aun jadeaba por el cansancio, subia mis pantalones y me sentaba en el sillon. Acto seguido, salio del baño, paso a la pieza, y volvio con su maleta en mano. Sólo me miró de reojo al pasar, ya que nunca detuvo su caminar, abrió la puerta. Y lo último que vi fue aquella bestia indomable que acababa de pasar sobre mi, dejandome sin aliento.


Danny Boy

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